La Operación Acustic Kitty (Gatito Acústico), fue un proyecto creado por la Agencia Central de Inteligencia y desarrollado por el Directorado de la CIA para la Ciencia y Tecnología durante la Guerra Fría, consistente en el uso de gatos para interceptar conversaciones potencialmente peligrosas.
El documento que registra el desarrollo y la puesta en marcha del proyecto, fue revelado al público en el año 2001, luego de un proceso de desclasificación documental, aunque todavía se encuentra potencialmente censurado, ya que la CIA no pretende mostrar todos los datos de la operación.
«Abrieron el gato, le pusieron pilas, lo cablearon. La cola se usó como antena. Hicieron una monstruosidad», dijo Victor Marchetti, asistente ejecutivo del director de la CIA en la década de 1960, según dice el libro publicado en 2001 de Jeffrey Richelson, The Wizards of Langley.
La agencia invirtió alrededor de 10 millones de dólares en el diseño, operación y capacitación del primer Kitty acústico, según múltiples versiones relacionadas con los hechos.
Para poder convertir al gato en un animal apto para interceptar conversaciones con la mayor eficacia posible, era necesario manipular su anatomía por medio de cirugía, de forma que se le pudiera implantar un micrófono en su canal auditivo y una antena por medio de la cola.
Sin embargo, en las primeras pruebas que se realizaron, se observó que el gato se distraía con frecuencia buscando algo de lo que pudiera alimentarse, por lo que los científicos sometieron al animal a una nueva operación para anularle la sensación de hambre. Además, el animal tuvo que ser adiestrado para que obedeciera y pudiera llevar a cabo las misiones con la máxima precisión posible.
«Abrían el gato mediante un tajo, colocaban las baterías en él y las conectaban. Lo probaron una y otra vez. Descubrieron que el gato podría abandonar el trabajo cuando sintiese hambre, por lo que pusieron otro cable dentro de él para anularla», dijo Marchetti.
Al llegar el momento de la misión de inauguración, los agentes de la CIA liberaron a su agente novato de la parte trasera de una camioneta indescriptible y lo observaron ansiosos emprender su misión. el gato acústico se acercó a la embajada, haciendo un recorrido de 10 pies antes de que un taxi que pasaba lo golpeara y lo matara.
«Allí estaban, sentados en la camioneta y el gato estaba muerto», dijo Marchetti.
La duración del proyecto fue de cinco años, desde 1961 hasta 1966, durante los cuales, el gato fue amaestrado y sometido a intervenciones quirúrgicas necesarias para dotarlo de los dispositivos que pudieran captar las conversaciones. La operación fue financiada con 20 millones de dólares, aunque existen fuentes que reducen la cantidad a 15 millones.
Con la muerte accidental del gato se perdió todo el dinero invertido durante los cinco años, por lo que posteriormente la CIA optó por abandonar el proyecto. En los documentos desclasificados se dice que «los factores ambientales y de seguridad que concurren en el uso de esta técnica en una situación real, nos obliga a concluir que para nuestros propósitos no sería viable».