Saturno cuenta con anillos, al igual que otros planetas del sistema solar, aunque los de Saturno son los más conocidos y llamativos, no se sabía mucho sobre su origen.
Félix Rojas, miembro del grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco, dijo a Hipertextual hace unos meses, que existen dos teorías acerca del origen de las estructuras que rodean a Saturno. Una de ellas considera que se formaron al mismo tiempo que Saturno, hace 4500 millones de años.
Otra teoría, se refiere a un momento mucho más lejano, al menos unos 100 millones de años. La primera teoría es la más popular entre el ámbito científico, sin embargo, según Rojas, si los anillos fueran tan antiguos, deberían estar degradados y con apariencia oscura, como los cometas.
Ahora, la revista Science publicó un artículo de un equipo de científicos de la Universidad Sapienza, de Roma. Aseguran que luego de analizar los últimos datos obtenidos por la sonda Cassini, se concluyó que los anillos de Saturno no estuvieron ahí siempre, sino que se formaron después que el planeta.
El 15 de septiembre de 2017, la sonda Cassini se dejó arrastrar hacia la atmósfera de Saturno, enviando sus últimos datos a la NASA, siendo el fin de su misión. Este último esfuerzo sirvió para que los científicos responsables del proyecto puedan calcular datos sobre el planeta.
Durante la trayectoria final, se realizaron mediciones muy precisas, logrando realizar una estimación muy exacta sobre la cantidad de material situado en los anillos del planeta. Al parecer, tiene una masa equivalente al 40% del satélite saturniano Mimas, que es dos mil veces más pequeño que la Luna terrestre.
Esto indica que los anillos no llevan ahí desde los inicios del planeta atrayendo desechos interplanetarios, sino que se formaron mucho tiempo después, es por eso que tienen tan poca masa. Según los cálculos de los científicos, los anillos no podrían tener más de 10 millones de años.
Esta no es la primera vez que se mide la masa de los anillos de Saturno, pues anteriormente se han realizado diversas mediciones, a partir de las ondas generadas por la influencia de sus sesenta y dos satélites, Mimas incluido. Sin embargo, dichas mediciones no eran muy fiables, ya que podría haber partículas en los anillos que resultarían masivas.
Debido a esto, los científicos de la NASA programaron la sonda Cassini para que antes de desparecer, se introdujera en los anillos del planeta, facilitando un sondeo del campo gravitatorio.
Cabe mencionar que no solo se tuvo en cuenta el efecto de la atracción de la gravedad sobre Cassini, además, se consideraron otros factores que pudieron afectar a su velocidad, como los fuertes vientos que se generaron en la atmósfera planetaria.
Debido a esto, los resultados obtenidos son suficientemente fiables como para asegurar que los anillos de Saturno son mucho más jóvenes de lo que se creía.