Jeremy Hammond, el hacker de 28 años del grupo Anonymous y colaborador de WikiLeaks, ha recibido hoy una condena de diez años de prisión por sus delitos. Entre ellos figuran el robo de millones de correos electrónicos a varias compañías, la filtración de documentos secretos a WikiLeaks, la copia de tarjetas de crédito y el robo de centenares de miles de dólares que se donaron sin consentimiento a organizaciones sin ánimo de lucro.
Entre otras cosas, el gobierno ha utilizado los registros de algunas conversaciones de mensajería instantánea entre Hammond y otros miembros de Anonymous. En ellas se puede leer cómo esperaba que la compañía Stratfor (a la que robó información y dinero pero delató como responsable de espionaje ilegal hacia ciertos activistas) cayera en la bancarrota.
Jeremy lleva más de un año en prisión preventiva
Susan Kellman y Sarah Kinstler, abogadas de Jeremy, alegan que el hacker buscaba seguir los pasos de Chelsea Branning (más conocido como Bradley antes de que solicitara cambiarse de sexo) en el sentido de compartir información con todo el mundo. Pero según la fiscalía Jeremy es “el responsable de amenazas contra la seguridad pública, especialmente con las fuerzas de la ley y sus familias“.
Defendido por personajes como Julian Assange o Richard Stallman (quien lo califica de “buen ejemplo de un hacker socialmente responsable“), Jeremy Hammond se convierte en el nuevo centro de un debate que ya lleva tiempo en marcha con WikiLeaks: ¿Es legítimo el gesto de filtrar información al público de esta forma aunque signifique delatar crímenes? Es obvio que el robo de dinero es un delito y que debe haber una sanción, y me temo que esas declaraciones deseando el hundimiento de compañías atacadas no le va a ser de mucha ayuda.
Fuente: genbeta