“Nuestro principal objetivo es sensibilizar a la población acerca de lo imprudentes que son muchas compañías de Internet con la información de sus usuarios”. La frase podría haber sido sacada de algún guión de Hollywood pero, por desgracia, es real. Forma parte de la nota pública emitida por los hackers que hace una semana lograron acceder a la base de datos del software para smartphones Snapchat y extraer información privada de casi cinco millones de usuarios. El programa, que hace poco fue noticia por haber rechazado una oferta de compra de 3.000 millones de dólares por parte de Facebook, ha sido el último en caer de una larga lista de aplicaciones y redes sociales que, cíclicamente, son noticia debido a la vulnerabilidad de sus barreras. A la par que la irrefrenable evolución de la tecnología, la protección de la intimidad del usuario se ha vuelto un tema igual de noticioso.
Snapchat es una aplicación de mensajería muy similar al popular Whatsapp con una salvedad: el usuario que transfiere archivos a uno de sus contactos determina un tiempo máximo tras el cual, la imagen o el vídeo desaparece. Cinco segundos, diez segundos…la idea es que no permanezca. De hecho, Snapchat tiene previsto un sistema que avisa al emisor del contenido si quien lo recibe realiza una captura de pantalla (limitación, por otra parte, fácil de evadir tras un pequeño rastreo en los blogs pertinentes).
El sexting, término que alude al envío de fotografías de contenido erótico (sex + texting) es un término que se ha popularizado desde 2009, a tenor del incremento en las búsquedas registradas en Google y también, extraoficialmente, uno de los principales usos de Snapchat (su propio creador ha tenido que aclararlo).
Los hackers del grupo de seguridad de Internet GibsonSec anunciaron este verano el hallazgo de una grieta de seguridad en la herramienta para buscar amigos de Snapchat. El 27 de diciembre la compañía del programa de mensajería se defendió en su blog: “en los últimos años hemos implementado diversas medidas para dificultar que alguien sea capaz de crear una base de datos con los nombres y teléfonos de nuestros usuarios”. Tras ignorar los avisos de GibsonSec, el día de Nochevieja los hackers publicaron toda la información ensnapchatDB.info, una web alojada en Panamá y que, sorprendentemente, sigue accesible para todo aquel que deseé descargar la base de datos hackeada.
No fueron capaces de hacerse con fotografías dada la inexistencia (que se sepa) de un directorio que las almacene. Pero sí que recopilaron los teléfonos y los nombres de usuario de 4,6 millones de personas, en su mayoría residentes en Estados Unidos. Entre los afectados están el propio creador de Snapchat, Evan Spiegel).
En su informe 2014: El desafío de la privacidad en Internet, ESET, una de las compañías líderes de seguridad en la red, asegura que “la falta de concienciación sigue siendo uno de los principales obstáculos al momento de proteger adecuadamente la información y privacidad”. Y es que pareciera que, en lo referente a nuevas tecnologías y redes sociales, los usuarios avancen alegremente a ciegas. Se ha convertido en cosa habitual que, a la fanfarria de titulares sobre el último ingenio tecnológico le sigan, meses después, noticias relacionadas con sus fallos de seguridad.
Mark Zuckerberg también ignoró al hacker que le avisó del agujero que hacía posible publicar contenido en el muro de cualquier usuario de Facebook. Hasta que escribieron en el suyo. Previa disculpa por romper su privacidad, un joven palestino desempleado y autodidacta llamadoKhalil Shreateh accedió al muro del CEO de Facebook para advertirle de la falla. Según contó en su blog, minutos después recibió un correo de uno de los ingenieros de la red social agradeciéndole una ayuda que no se vería recompensada: “Desgraciadamente no podemos pagarte por esta vulnerabilidad debido a que has violado nuestra Política de uso de datos”.
Un año antes, Facebook tuvo que reconocer otro escándalo cuando miles de usuarios de todo el mundo vieron que, automáticamente de la noche a la mañana, varios de sus mensajes privados eran visibles públicamente en su muro. Por si fuera poco, esta semana dos usuarios han demandado a Facebook asegurando que la red social escanea de forma sistemática el contenido de los mensajes privados “para mejorar sus algoritmos comerciales y aumentar su capacidad de sacar rendimiento de sus usuarios”, según informa Time.
Mientras persisten los fallos de seguridad en las empresas donde depositamos nuestra información personal, brotan escándalos de espionaje gubernamental como el de la agencia estadounidense NSA, y fenómenos como el hecho de que Google utilice datos personales para elaborar publicidad a medida de nuestros intereses son ya una realidad asumida. El panorama se dibuja incierto y delicado.
Fuente: zoomnews