Ocho años después de que Vanessa Harris comenzara a trabajar en Google, la compañía se ha convertido en objeto de protesta por los derechos humanos, algo que Harris no creía que pudiera pasar algún día.
Google cayó en un club corporativo previamente ocupado por compañías petroleras, gigantes mineros y fabricantes de armas. aún después de su famoso credo, «No seas malvado».
El martes pasado, más de 60 grupos de derechos humanos, entre ellos, Amnesty International y Human Rights Watch, exigieron a Google poner fin al esfuerzo por lanzar un motor de búsqueda censurado en China, afirmando que la medida podría convertir a la compañía en «cómplice de violaciones de derechos humanos».
«Bueno, Google unió a los grupos de derechos humanos», escribió Harris en Twitter.
Hace poco más de una semana, Amnesty acusó a Google de ayudar al gobierno chino a espiar a sus ciudadanos, y publicó un anuncio de trabajo falso en Twitter con el objetivo de ayudar a la compañía a reemplazar a los empleados que pudieron haber renunciado por el proyecto «Dragonfly».
«Cuanto me uní a Google nunca pensé que seríamos blanco de un anuncio de ataque de Amnesy International», agregó Harris. «El Google al que me uní (aparentemente? Pretendí? en realidad?) significaba mucho más que aumentar los ingresos por publicidad».
Harris, gerente de productos líder de Google, no ha respondido a las solicitudes de comentarios por parte de Bloomberg, pero según la revista, sus publicaciones en redes sociales indican un malestar aún más amplio.
«La ética es algo que realmente preocupa a los Googlers. Se ha perdido la confianza.», dijo yana Calaou, gerente de participación y capacitación para el grupo defensor Coworker.org, que trabaja con algunos activistas del personal de Google.
«La razón por la que la gente está tan sorprendida es que se unieron a Google con un cierto sentido de que estaban creando tecnologías que eran beneficiosas para la sociedad», dijo Joe Westby, investigador de Amnesty International.
Esfuerzos como Dragonfly, que en conjunto con el gran poder de Google, han hecho más evidente esta imagen. Se trata de una de las compañías más valiosas, que prácticamente controla cómo una parte significativa de la información fluya en línea.
«Realmente hemos incrementado nuestro trabajo acerca de tecnología y derechos humanos a la luz de las formas muy claras en que se demuestra que las nuevas tecnologías tienen una influencia tan directa en los derechos y las vidas de las personas», dijo Westbi, agregando que sólo se centraban en compañías mineras.
A inicios del año, Google fue objeto de distintas protestas, debido a que la compañía se dirigía mucho con contratistas de defensa y fabricantes de armas. El Comité Internacional para el Control de Armas Robóticas escribió una carta abierta a los ejecutivos de Google para exigir que la compañía cancele un contrato de AI con el Pentágono.
«Estamos profundamente preocupados por la posible integración de los datos de Google en la vida cotidiana de las personas con los datos de vigilancia militar y su aplicación combinada a los asesinatos selectivos», escribió dicho grupo en mayo. «Google se ha movido al trabajo militar sin someterse a debate público o deliberación, ya sea a nivel nacional o internacional».
Google decidió dejar que el contrato caducara después de que algunos empleados amenazaron con renunciar. Además, publicó una lista de principios de inteligencia artificial en junio, prometiendo que no se utilizaría para armas, vigilancia ilegal o tecnologías que causen «daños generales».
Además, han surgido protestas por la gran necesidad de bienes raíces de Google y una fuerza de trabajo en la sombra de personal temporal, proveedores y contratistas que se pierden muchos de los beneficios por los que la compañía es famosa.
Varios grupos de activistas interrumpieron la reunión anual de accionistas de Google en junio pasado. El grupo de defensa de las mujeres UltraViolet, planeaba volar en un avión por encima con un letrero que decía «¿BUSCANDO ATENCIÓN DE ABORTO? GOOGLE LIES», como queja sobre la calidad de los resultados de búsqueda en Google cuando la gente busca algo relacionado al aborto.
Silicon Valley Rising, un grupo de trabajadores, líderes religiosos y organizaciones comunitarias, se reunió afuera para criticar el plan de la empresa para construir un campus grande en San José, California. Working Partnerships USA, que apoya a familias trabajadoras en Silicon Valley, también protestó en el lugar.
«Estas compañías se han vuelto tan poderosas y su alcance es tan amplio que las personas se están dando cuenta de que necesitan ser analizadas mucho más», dijo Jeffrey Buchanan, director de políticas públicas de Working Partnerships USA.
Conforme aumentan las críticas, la compañía sigue hablando sobre la importancia de sus valores. En una audiencia en el Congreso el martes pasado, el director ejecutivo de Google, Sundar Pichai, defendió el esfuerzo de Dragonfly para regresar a China, afirmando que el acceso a la información era «un derecho humano importante».